miércoles, 31 de octubre de 2012

VIAJAR POR CHINA: GUANGZHOU, TEMPLO BUDISTA

Era nuestro 6º día en China y por fin, ese día íbamos a conocer a Lei Jin Ying.

Buda del Templo de Guangzhou

La "entrega" (nunca me ha gustado esa palabra) iba a ser alrededor de las dos del mediodía.

La impaciencia impedía que pudiéramos esperar tranquilamente en el hotel. Y eso que era uno de los mejores hoteles en los que hemos estado. Con un jardín interior digno de ser visitado.


Jardin del Dong Fang Hotel (5*) de Guangzhou


 Así que  miramos en nuestra guía de viajes buscando qué visita realizar cerca del Hotel. Con el objeto de disfrutar de China y distraernos por unos momentos del verdadero motivo de la visita a Guangdong.

Descubrimos que a media hora andando se encontraba el Templo de la Resplandeciente Piedad Filial. Un Templo budista que realmente merece la pena visitar.

Nos perdimos al ir hasta allí desde el hotel.  Menos mal que fuimos con tiempo y no había riesgo de llegar tarde para tomar el autobus que nos llevaría hasta nuestra niña.

Ahora es divertido recordar cómo llegamos hasta el Templo: preguntando en la calle. Sí, sí, literalmente preguntando. La gente, muy amablemente, nos explicaba durante un rato como girar y seguir recto y volver a girar... todo ello con nuestro plano en la mano donde estaba escrito en Chino el nombre del Templo.

Fue todo un ejemplo de cómo las personas pueden entenderse si realmente quieren, sin conocer unas el idioma de las otras. Lo increible es que sus explicaciones nos sirvieron y llegamos correctamente, supongo que fue el énfasis que todos pusimos en los gestos.


Templo de la Resplandeciente Piedad Filial

El Templo estaba en el centro de la ciudad de Guangzhou

  En posteriores viajes, hemos tenido ocasión de visitar muchos Templos budistas y este sigue siendo uno de mis favoritos. Y no se debe a que tenga un significado especial por estar ligado a un día muy emotivo en nuestras vidas.

La razón fundamental es que además de bello, es un Templo auténtico: no está pensado para los turistas sino para los fieles. De hecho, tenemos muy pocas fotos porque no te sientes como en una visita más. Ahí conseguimos olvidarnos de que éramos extranjero y  nos  olvidamos por unos minutos de la cámara de fotos.



























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