domingo, 2 de septiembre de 2012

VIAJAR POR CHINA. HUANGSHAN (MONTAÑA AMARILLA), PROVINCIA DE ANHUI

HUANGSHAN: CADENA DE MONTAÑAS ARBOLADAS, QUE SÓLO EN OTOÑO SON AMARILLAS



Sendero del Este
Vista desde la mitad del recorrido


MAYO 2011

Valoración: Escala del (-)1 al 5 (+)

RESUMEN DE HUANGSHAN (5 puntos): pese a ser unas montañas tan nombradas y fotografiadas, no  decepcionan La única pega es la multitud de turistas. Nadie debería perdérselas si se visita Anhui.



ANHUI es una provincia muy bonita (4 puntos). Bastante diferente de Jiangsu y otras provincias vecinas. Ya que es mucho más montañosa e interior.  Por lo que está menos influenciada por el mundo occidental.
Jardineros trabajando en los accesos a Hefei
 





















No es fácil llegar (en avión desde Shanghai o Hangzhou) ni moverse por sus carreteras. Aunque tiene una autopista que comunica la capital Hefei con la Montaña Amarilla.
 
Una autopista desierta por el coste que suponen los peajes. Está pensada para los turistas de la capital, que en su mayoría son empresarios de Jiangsu o Zhejiang y que tienen en Hefei su segunda residencia. Residencias tipo chalet lujoso como corresponde a la clase alta de China, cada vez más mayoritaria.
 
La mejor presentación de la zona donde se encuentra la Montaña Amarilla, es mencionar que en sus bosques de bambú se rodó la famosa película "Tigre y Dragón". También se rodó en su día "Semilla de crisantemo", película clásica de Zhang Yimou.

Lo primero que hay que saber de la Montaña Amarilla (5 puntos), es que por mucho que madrugues, te encontrarás inmerso en un mar de turistas chinos. Continuamente hay autobuses que salen atestados de gente desde el pueble de Huangshan.
Las vistas son espectaculares
Una vez llegados al pie de la montaña  y tras recorrer varias calles de tiendas de regalos, llegas a la Estación del Teleférico. Es ahí donde se concentran los turistas formando una larga cola. Nosotros decidimos situarnos al final aunque estimábamos más de una hora de espera. 

Abandonamos la idea al comprobar que como se suele suceder en China "el que puede se cuela". Lo desesperante era que se colaban grupos enteros y que otros grupos se lo permitían amablemente. Distinguíamos un grupo de turistas de otro porque iban equipados con viseras y gorros de diferentes colores y porque cada grupo formada una unidad propia de parloteo y risas.

Cuando comprobamos que cada vez teníamos más gente delante que detrás de la fila, decidimos probar la subida a pié.

Hay dos maneras de subir andando: la Ruta de los Escalones del Este y la Ruta del Oeste.
Escogimos la primera aunque es más dura porque tiene 7,5 km (la mitad que la Ruta del Oeste).

Parte del Sendero del Oeste

Los primeros escalones del Sendero del Este
 El camino merece la pena aunque se sube escalón a escalón durante 3 horas aproximadamente. Es agotador pero nuestros hijos que entonces tenían 4 y 5 años pudieron hacerlo gracias a los ánimos que les daban los turistas, los numerosos descansos que hicimos y porque es una ruta muy animada: hay diversas zonas de parada para comer, descansar y ver el paisaje. Debo reconocer que a los niños les costó subir menos que a mí.
 





La roca llamada "El viejo con la mochila"

Cerca de la cima había bastantes artistas
Hay un aliciente al ascenso. Varias personas se ganan la vida acarreando en un palanquín sobre sus hombros unos 60 kg de comida y sábanas que abastecen a los hoteles y restaurantes de arriba. Es impresionante, cómo estas personas pueden subir y bajar varias veces al día esta mercancía. Ver los músculos de sus piernas, las venas hinchadas y con todo, ir a un ritmo más rápido que el resto. Obligaba a no quejarse y seguir subiendo.

El sendero de escalones es muy estrecho. Para adelantarnos unos a otros a veces teníamos que ponernos de lado. Es fácil imaginar lo complicado que resultaba para los porteadores. Pues bien, en numerosas ocasiones ellos tuvieron que pararse y ponerse de lado ya que había turistas que no se molestaban en apartarse un poco. Era como si no los viesen. Supongo que es efecto de lo acostumbrados que están en China a las multitudes (en cierta forma la masa de gente te impide fijarte en el individuo). O quizás también tenga que ver con el clasismo que menciono en la publicación sobre Leizhou.
 
Porteador al principio del camino
 
Los porteadores solían ir en pequeños grupos para ayudarse
 
 Una vez alcanzada la cima, se puede disfrutar de unas fabulosas vistas. Aunque los turistas que se colaban en la estación del teleférico están todos allí, concentrados en unos pocos kilómetros. Era implanteable pensar encontrar un sitio libre para comer o siquiera descansar con cierto aislamiento.





Por fin arriba


Encontramos a los únicos turistas occidentales que vimos en Anhui: una pareja de novios que venían de Israel pensando en una escapada romántica en la Montaña Amarilla. Tenían la misma cara de desconcierto que nosotros: ¿cómo es posible que aquí también se encuentre esta aglomeración? y al igual que nosotros, decidieron bajar a los pocos minutos de haber llegado.


Esta vez  usamos  el teleférico. No tuvimos que esperar y dimos por finalizado un día de satisfacción por la experiencia, aunque mezclada con cansancio y ganas de estar con tan sólo dos niños alborotando en la habitación.



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